Cultura inclusiva, un valor fundamental que nos enriquece a diario

En Bayer creemos que el capital humano es uno de nuestros activos más valiosos, por eso aceptamos y celebramos las diferencias de quienes trabajan en la compañía.

Cada 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha en el calendario que nos invita a reafirmar valores que en Bayer fomentamos y protegemos durante todo el año. Promovemos un ambiente de trabajo inclusivo y diverso porque la multiplicidad de habilidades y pensamientos nos enriquece a todos.  

La suma colectiva de las diferencias individuales, no solo conforman una parte importante de nuestra cultura y reputación, sino también contribuyen a nuestro éxito global. Es por eso que valoramos a las personas por aquello que las hace únicas.  

Queremos que todo colaborador, independientemente de su género, orientación sexual, expresión de género, características innatas o físicas, se sienta cómodo y capaz de expresarse sin miedos. Y, mucho más importante aún, que sus elecciones o vivencias no determinen de ninguna manera sus capacidades o posibilidades para desarrollarse en la compañía.  

Para alcanzar estos desafíos, trabajamos con distintas instituciones que facilitan la inserción de personas con discapacidad en funciones y sectores, como desarrollo agronómico y producción de medicamentos. También implementamos un programa de pasantías con foco en personas con discapacidad y perspectiva de género. 

Por otro lado, organizamos la Semana en Inclusión y Diversidad, un espacio de charlas y actividades, y contamos con el programa Personas con Discapacidad (ver recuadro), una de nuestras tres redes de Inclusión y Diversidad (las otras dos son Mujeres/Género y LGTBIQA+).

Estos programas, pasantías y acciones cobran vida cuando conocemos casos de personas con discapacidad que se desempeñan en Bayer en un ambiente colaborativo e inclusivo, que nos invita a conectar con el otro y a abrazar distintos puntos de vista.  

Hace once años, Álvaro Armanini, colaborador de Bayer, tuvo un accidente y quedó parapléjico. Desde entonces usa una silla de ruedas para movilizarse. Su vida cambió de forma radical y, día a día, se esfuerza para enfrentar todo tipo de desafíos y combatir prejuicios. 

“Lo que ustedes pueden ver es que yo me movilizo en silla de ruedas, pero la discapacidad es mucho más amplia. No poder darle la mano a un hijo para cruzar la calle, por ejemplo, es durísimo mentalmente. A medida que pasa el tiempo vamos entendiendo esas cosas y las vamos tomando como propias”, cuenta Álvaro.  

En un primer momento, logró procesar el accidente porque tenía un hijo de solo ocho meses que lo necesitaba. Si bien fue muy duro, con el correr de los años encontró soluciones creativas para compartir momentos con su familia en igualdad de condiciones. En el caso de Álvaro fue la pesca. “Me dediqué a pescar -nunca había pescado antes- porque es el momento en que con mi hijo estoy en igualdad de condiciones: tenemos que estar sentados arriba de una lancha con una caña”. 

Cuenta, además, que los cambios que encontró en la Bayer fueron muchos y muy valiosos. Entre las acciones y programas que destaca, figura la Red de Personas con Discapacidad (ENABLE), cuya misión principal es garantizar el bienestar y el desarrollo general de colaboradores con discapacidades aparentes y no aparentes.  

“Bayer contrató una empresa para que hiciera el acompañamiento tanto a mi equipo -aquellos que están trabajando en el día a día conmigo- como también para mí. Ese acompañamiento fue clave porque hizo que todo fluyera mucho más rápido y, a su vez, hizo que se acortaran las brechas”, dice Álvaro.